miércoles, 27 de mayo de 2015

Los grupos más exitosos de Inglaterra siguen teniendo trabajos como los tuyos



Josh Redrup de Palm Reader

A principios de este año, le marqué por teléfono al vocalista de un grupo bastante exitoso en términos de medianía para decirle que habían ganado un premio. "¡Es increíble! Estamos muy, muy emocionados. No lo creerías". Hubo una pausa y algunas voces se escucharon de fondo. Me pidió amablemente si podía esperar un poco y lo escuché retirarse. Pasaron cinco minutos. Volvió a tomar el teléfono. Pensé que se había ido a asimilar lo que le había dicho del premio, pero la realidad me pegó mucho más fuerte. Me dijo: "Perdón, hermano, es que estaba atendiendo a un cliente". 

Me tomó un tiempo procesar que el tipo tenía un trabajo en un bar. Pensé que una vez que eras capaz de llenar auditorios de 3,000 personas y dominar las listas de popularidad, era probable que durmieras hasta muy tarde, te despertaras y después inhalaras kilos de coca de la tanga de alguna stripper deliciosa mientras tu disquera te pagaba limusinas. La verdadera vida de un rockstar. 

La verdad es que esa vida es un mito. Ya no existe. Este año puedes contar a las bandas que viven de su música en todo el Reino Unido con los dedos de las dos manos. Sí, todo mundo sabe que la gente ya no hace dinero con la música, pero... ¿Que no le alcance a nadie para sobrevivir, de la forma más básica?

Que el caso de Taylor Swift no nos ofusque. Young Fathers ganó el Mercury Prize, subieron sus ventas en 4,000% (no es una cifra inventada) y, aún así, apenas llegaron al #35 de las listas de popularidad en el Reino Unido. Las estrellas de rock ya dejaron de ser estrellas. 

Algunos artistas han apelado a Kickstarter para pagar sus proyectos y sus giras, y están usando el clásico método de la mercancía en sus conciertos para tratar de lograr algo de ganancia y comisiones. Andar de gira es una de las apuestas más seguras, pero, como te puede decir cualquiera, para vivir de eso no puedes dejar de hacerlo. Nunca. Ni un día. 

¿La otra alternativa? Ser un tipo normal, y aburrido. Como los grandes rockstars de la Gran Bretaña. O bueno, muchos de ellos. 

Los muchachos de Gnarwolves han tocado en los escenarios centrales de Reading y Leeds pero trabajan en pubs. Andy de Arcane Roots pasó el verano pasado tocando de estadio en estadio abriendo para Muse solamente para regresar como un asistente de oficina y Sam de Bloody Knees trabaja en una tienda de tenis. 

Matt Reynolds, el cantante de Baby Godzilla (una de las 20 mejores bandas en el mundo según Karrang) trabaja en un lugar de mesas de ping-pong. El resto del grupo trabajan en pubs, McDonalds y Co-op. 


"Lo hacemos para comer", nos cuenta Matt. "Todo lo que ganamos por la música lo reinvertimos en la banda. Así es como funciona, económicamente hablando". 

Para los músicos, pareciera que tener uno de estos trabajos es un entendimiento tácito, que todos comparten. Josh Redrup de Palm Reader me dijo: "Cualquier gurpo de tamaño mediano tiene trabajos de tiempo completo. Las bandas como nosotros - Dead Harts, Black Dogs - están en lo mismo. Asumes que están en la misma situación que tú". 

Y los que no tienen trabajos de tiempo completo necesitan tener un ingreso alternativo. Eva de Rolo Tomassi, por ejemplo, tiene una marca de accesorios y manualidad por internet. "Night Of The Living Thread es algo que me da de comer y lo llevo desde mi casa. Mis amigos y familia me ayudan con las órdenes y las entregas y así". 


Pregunté a muchos de ellos qué se sentía regresar de la fama a estos ambientes, normales y comúnes y corrientes. Matt de Baby Godzilla me dijo: "Sí. Puede ser un bajón, estar una noche encima de un público de miles de personas y al día siguiente regersar a esto. Pero es muy importante nunca olvidar de dónde vienes. Y esto sirve extraordinariamente para eso". 

Podemos argumentar que esto es lo común para una banda de tamaño mediano. Pero no es así. Tomemos otro caso: si hay un caso de éxito reciente, es el de Deaf Havana. Su disco, Old Souls, fue el disco número uno del año pasado. Le abrió a Bruce Springsteen todo el año pasado. Fue una gira de un año. 

Chris Pennells, su guitarrista, maneja el Barfly (un bar, aunque usted no lo crea) en Camden. Y aunque lo lleva porque ama estar ocupado, me dice que "aunque quiera dejarlo, no puedo sobrevivir de lo que hacemos en la banda". Y eso no va a cambiar pronto. "Depende de cómo nos vaya con el próximo disco, pero no parece que vaya a cambiar pronto". 


A Chris no le importa estar donde está. De hecho, le ha funcionado de maravilla. "Es muy raro, porque la gente me reconoce aquí donde trabajo y me pregunta si no me alcanza con lo que gano en la banda. Les respondo que a) no y que b) si me alcanzara, ¿por qué no trabajaría?"

Es de los más afortunados. Le gusta lo que hace, y alcanza a monetizar algo de lo que crea. Hay músicos como él: Jordon de The Xcerts es ingeniero de sonido, y Jamie de Heart Of A Coward tiene una disquera y es manager de otra banda. 

Sí hay una diferencia entre trabajar en un bar y trabajar en algo que tenga que ver con la industria. La gente tiene que trabajar en lo que le gusta. "Si no tuviera esto, y nada más tuviera lo de la banda", dice Chris, "me sentiría muy deprimido. Lo de la banda tiene un límite". 

Tiene razón. Cualquier banda nueva tiene que entender que los músicos, aunque no les guste, tienen que pensar en el dinero. Tienen que tener formas para sobrevivir. Necesitan tener carreras que les den puntos curriculares. Todos tienen que ser la epítome del "músico-empresario". Como Oli Skyes, que se volvió millonaria por vender ropa en MySpace hace unos años. 

La verdad es que muchos de tus grupos ingleses favoritos tienen hambre. Aunque estén en la cima de su éxito. Son muy trabajadores, y se rompen la madre todos los días trabajando para sacar las cosas. Por eso debemos de meterles todo el dinero que podamos. Por Kickstarter o como sea. Como nos lo pidan. Comprando mercancía. Yendo a conciertos. Lo que sea. No importa.

Visitando ese bar en donde te puede servir un trago el cantante de tu banda favorita del momento. 


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